Por: Rafael Cerame
Santo Domingo – La contundente reelección en República Dominicana del presidente Luis Abinader, lo posiciona como uno de los principales líderes de Latinoamérica y un referente en términos de las políticas públicas que su Administración puso en marcha para enfrentar situaciones de crisis que afectaron al mundo durante los pasados cuatro años.
Teniendo como su carta de presentación la exitosa recuperación económica post pandemia del Covid; la reactivación de la industria del turismo y la reducción de la tasa de desempleo a los niveles más bajos en los últimos 40 años, Luis Abinader se enfrentó en las elecciones del pasado 19 de mayo al ex presidente Leonel Fernández, en representación del Partido Fuerza del Pueblo (FP) y al ex alcalde de la ciudad de Santiago, Abel Martínez, nominado por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
El presidente Abinader, candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y una poderosa coalición de partidos políticos, obtuvo el 57.50% de los votos, frente a su más cercano contenedor, Leonel Fernández, que obtuvo el 29% de los sufragios.
La contundencia de la victoria del presidente Abinader se refleja en la abrumadora mayoría que obtuvo el PRM en el Congreso y el Senado de la República; además de haber ganado el 75% de las alcaldías del país.
Luis Abinader iniciará el 16 de agosto su segunda Administración con un sólido mandato del pueblo Dominicano para implementar los cambios que ha iniciado y los que se propone desarrollar en áreas altamente sensibles, pero absolutamente necesarias, como lo son la reforma fiscal y la refundación de la Policía Nacional.
A pesar de haber logrado las mayorías legislativas que le permitirán impulsar sus políticas públicas sin tener que recurrir a acuerdos con la oposición, la primera acción anunciada por el presidente Abinader fue convocar a un encuentro con los principales líderes políticos de los otros partidos, con el objetivo de buscar consenso en las áreas que provocarán mayor discusión en la sociedad Dominicana.
Luego de efectuarse el primer encuentro con el candidato del PLD, Abel Martínez y de Leonel Fernández haber aceptado reunirse con el presidente Abinader, la Dirección Política del Partido Fuerza del Pueblo determinó que ese encuentro quedaba en suspenso de manera indefinida.
Simultáneamente a esa determinación de la FP, desde la Casa Nacional del PLD se anunciaba que su presidente, Danilo Medina, abandonará la dirección de ese partido para facilitar la renovación de la colectividad fundada por Juan Emilio Bosch Gaviño.
Con esas primeras acciones de los partidos de oposición, post elecciones, se define un contraste entre el PLD y la Fuerza del Pueblo. Por un lado, el Partido de la Liberación Dominicana, da muestras de reconocer la necesidad de renovarse luego de sufrir su peor derrota desde el 1982. Mientras, desde la sede de la Fuerza del Pueblo, continúan actuando conforme lo dicta la política tradicional que la sociedad Dominicana rechazó en las elecciones del 19 de mayo.
Los desafíos inmediatos que Luis Abinader tendrá que enfrentar radican en presentar una reforma fiscal que le haga justicia a la clase media y trabajadora, sobre la cual actualmente descansa el mayor peso de la carga de impuestos, para lograr una redistribución de los mismos y que esa carga la asuman los sectores con mayor capacidad económica, compensando así los que menos tienen.
En ese sentido, Luis Abinader tendrá la oportunidad de pasar a la historia como el presidente que bajó los impuestos a la mayoría de los Dominicanos, rompiendo con el estigma que han tenido los llamados a una «reforma fiscal» en el país.
En materia de seguridad pública, el presidente Abinader deberá presentarle a la ciudadanía los resultados de la llamada «reforma policial», que básicamente implica una refundación de la Policía Nacional.
Haití continuará siendo objeto de escrutinio por la población Dominicana y Luis Abinader, como líder de la región, tendrá que continuar exigiendo la colaboración internacional para lograr la pacificación del vecino país y mantener una relación bilateral constructiva, en la cual garantice la seguridad nacional de la República Dominicana.
En esa agenda, a la que hay que añadirle una extensa lista de prioridades para la sociedad Dominicana, estará centrada la atención durante los próximos tres años. No digo cuatro años, porque el último año, el 2028, será uno electoral, dónde el presidente Abinader NO será candidato.
Quienes tengan sus miras puestas en el 2028 con pretensiones de suceder al presidente Abinader en el Palacio Nacional, ya sea aquellos que busquen la candidatura presidencial en el PRM, como en los restantes partidos de la oposición, deben tener presente que serán sus actuaciones en favor del bienestar colectivo las que marcarán sus posibilidades, en lugar de mantener un proceder políticamente tradicional, basado en la confrontación partidaria.
Mientras tanto, el momento es de Luis Rodolfo Abinader Corona.